El ser humano es gregario y necesita tener relaciones. Se nutre y crece de estar acompañado, de lo contrario se deteriora mucho más rápido. El problema o la dificultad reside en la calidad de las relaciones que tenemos más que en la cantidad.
Todos hemos tenido amigos, parejas o familiares que nos han fallado de un modo u otro de forma sistemática.
Aquí quiero aclarar que tener una equivocación, un error, aprender del mismo o tener la intención de aprender (cueste más o cueste menos) y de este modo procurar que no vuelva a ocurrir, es completamente normal. Lo contrario es negligencia y roza el maltrato, si no lo es.
Los polos opuestos se atraen (y se destruyen)
Cuando dos personas se atraen, pero no hay nada que las una, no hace falta tampoco nada que las separe para que la relación termine.
El amor no todo lo puede, y mucho menos la atracción. Es crucial saber diferenciar entre atracción y amor, del mismo modo es importante saber distinguir entre diversión y una pérdida de tiempo.
Una de las posibles soluciones para tener relaciones sanas, tanto románticas como de amistad, es construirlas de forma consciente, pero para ello hay que tener en cuenta algunos factores:
- Atracción
- Personalidad
- Aficiones
- Valores
Son áreas que están muy relacionadas entre sí, como todo en psicología. Aun así, cada una tiene un motivo para ser la principal en esta “selección de relaciones”.
El embudo de relaciones
Atracción
Para empezar, la atracción es necesaria para iniciar cualquier relación. No me refiero a atracción física, eso es solo una parte.
Además de la atracción por el físico, hay el principio de semejanza, que dice que nos atraen personas similares a nosotros; el de necesidad, ya que nos pueden proveer de recursos que no tenemos, solucionar problemas o sacarnos de un atolladero; el de cercanía, lo típico de que el roce hace el cariño; y para terminar si la otra persona nos crea sentimientos contradictorios que nos despierta curiosidad y dependencia de esos refuerzos positivos intermitentes.
Personalidad
Una vez la relación ha podido ponerse en marcha, necesitamos que esa persona nos caiga bien para querer pasar más tiempo con ella, y es ahí donde entra la personalidad. Hay muchísimas formas de evaluarla, pero para hacerlo muchísimo más sencillo y práctico, simplemente busca aquellas personas que tengan una personalidad parecida a la tuya o no muy distante, de lo contrario os vais a chupar la energía uno al otro.
Aficiones
Vale, los dos os atraéis y queréis pasar tiempo juntos. ¿Qué hacéis en ese tiempo? Pues algo que os guste a los dos, evidentemente. Así que necesitáis gustos y aficiones en común.
Si te gusta la montaña y a la otra persona la playa, el tema está complicado, ya que no es algo que os una. De hecho, si optáis por partir las vacaciones y hacer unos días en la montaña y unos días en la playa, pensando que así estaréis bien los dos… lo más probable es que os llevéis un chasco, puesto que estaréis mal los dos. Es muy fácil caer en el “yo fui allí por ti”, a las recriminaciones, por el sacrificio hecho por amor.
Valores
Tiempo compartido, genial. Os lo pasáis pipa juntos, os caéis bien, todo viento en popa. Pero de repente, empezáis a hablar de política y ves que tu compañero/amigo/pareja está soltando unos comentarios muy bestias y discriminatorios. O sin ser tan bestias, simplemente está expresando unos valores y objetivos en la vida incompatibles con los tuyos.
Esta relación tiene fecha de caducidad.
A tener en cuenta
Al final, una relación es una forma de autorregularse mejor con personas cerca, es decir, de crecer. “Personas que suman”. Puedes, tranquilamente, añadir amigos a los que ya tienes, quitar otros que quizás no lo son tanto, etc. Si te sientes culpable cuando quieres terminar una relación, recuerda que al final, estáis perdiendo el tiempo los dos y la responsabilidad de no perderlo tú, es tuya.
Aunque, como he dicho al principio, oportunidades se pueden dar las que quieras, no vayamos ahora a cortar relaciones al tuntún.
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