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No saber si eres normal

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¿Lo que me pasa es normal?

No es raro (y uso esta expresión con premeditación y alevosía) que cuando nos ocurre algo vayamos a Google o a algún experto a preguntar si es normal o no.

El problema viene cuando, al menos en consulta, respondo lo que más nos gusta a los psicólogos:

— Depende

— (Cara de insatisfacción)

— (Risa maligna en mi foro interno) ¿Qué es normal?

Y aquí es cuando se lía parda. Cada uno me da una respuesta distinta, pero creo que he podido englobarlas en tres definiciones distintas.

Lo Habitual

Para algunos lo normal es aquello que pasa con frecuencia o que se da más veces en la población general.

Aquí es donde entra “La Curva de Gauss” o de “normalidad”. Es un gráfico hecho a partir de datos estadísticos que representa, precisamente esto, la cantidad de veces que se repite algo en la población general. Es decir, representa la distribución.

El ejemplo más claro creo que es el de Cociente Intelectual, o CI. Lo más habitual es 100, y a partir de aquí empezamos a contar de 15 en 15 para desviarnos de lo más habitual, ya sea por encima o por debajo.

Todo lo que sea contar más de dos veces por encima o por debajo, se aleja de lo “normal”. O en este caso, lo habitual.

Lo más probable es que si te preocupa si lo que te ocurre es lo habitual o no, sea por la necesidad de pertenecer a un grupo o comunidad. Aunque también es bastante probable que pienses que si a más gente le ocurre más probable es que se haya encontrado una solución.

Lo Esperable

Aquí nos encontramos con casos de causa-efecto. Me he roto la pierna y es esperable que me duela. Aunque no es habitual ni que me la rompa, ni que me duela. Solo es habitual si se dan los dos factores uno después de otro.

Esto lo expresa muy bien el personaje del Joker en la película de Christopher Nolan, “El Caballero Oscuro”:

¿Sabes que he notado? A nadie le entra el pánico si todo va según lo previsto, aunque lo previsto sea terrible.

El Joker (me pregunto como se sienten los guionistas cuando mencionamos al personaje, y no a ellos)

El problema está en que lo que predecimos viene dado de nuestras propias experiencias y expectativas, sumando un montón de sesgos cognitivos.

Somos una fuente poco fiable de información, nos guste o no. Precisamente por esto, surgió el método científico.

En este sentido, es probable que lo que te preocupe sea la incerteza y que estés poco acostumbrado a la incertidumbre. Necesitas tenerlo todo controlado y planeado. Hasta puede que hagas planes para planear: “Tenemos que quedar (plan) para hablar del cumpleaños de María (para planear)”.

Lo Correcto

Esto es complicado. Las personas que vienen a consulta preguntando si algo es normal, como sinónimo de correcto, lo que están buscando es la aprobación de sus conductas o la desaprobación de las conductas de los demás.

Es decir, buscan la opinión moral y ética del profesional como si se tratara de un guía o un ser superior, cuando simplemente somos científicos y nos importa tres carajos si es lo correcto o no (o al menos, nos reservamos la opinión si no es importante).

Estudiamos la conducta, no juzgamos la conducta.

Solo queremos cumplir con los objetivos terapéuticos marcados.

¿Por qué?

Porque la moralidad y la ética cambia a medida que evoluciona la sociedad y nos desarrollamos como especie. No depende de nosotros como individuos y va más allá de la parte psicológica.

Decir hoy que algo es correcto o no, y mañana será erróneo.

Decir hoy que has aprendido a gestionar emociones, habilidades sociales, poner límites, etc., y mañana no será erróneo.

Así que, si preguntas si algo es normal buscando la aprobación de tu interlocutor, plantéate cómo está tu autoestima y el porqué estás inseguro de tu propia opinión.

Falacia Equívoca

¿Qué pasa si usamos “normal” sin tener clara la definición que estamos usando?

Podemos caer fácilmente en la falacia equívoca. En este tipo de falacia usamos una palabra con distintas definiciones, sin esclarecer cuál usamos, simplemente para “ganar” la conversación según lo que responda la otra persona.

Por ejemplo:

— El hombre es malo.

Y ahora, según lo que responda la otra persona, utilizas hombre como género o como (ser) humano.

Si no estamos más predispuestos a tener razón que a escuchar, es muy posible que caigamos en esta falacia incluso sin darnos cuenta.

Querer destacar sin llamar la atención

¿Cuántas veces has oído que somos seres únicos y especiales?

Aparte de que eso nos llena de expectativas imposibles de cumplir, es “falso”. Me refiero a que sí, alguien como tú, no hay. Pero eso no implica que las diferencias que tengas con los que más se parecen a ti sean significativas.

Por otro lado, además de darnos expectativas y falsas creencias, ¿cuántas otras veces te han dicho que te calles?

Desde tus padres con el típico “ahora no que estoy hablando o estoy ocupado” o tus profesores con un “no tengas miedo a preguntar” para darte como respuesta, una vez preguntas “esto deberías saberlo ya”.

Vivimos en una sociedad de contradicciones en la que queremos destacar, ser únicos y especiales. Sacar provecho de nuestras virtudes únicas.

Pero al mismo tiempo no queremos destacar porque no queremos molestar.

Entonces, ¿qué nos queda? ¿Queremos la normalidad?

Pues como al principio, depende.

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