fbpx

¿Dejas las cosas para mañana? No tienes suficiente estrés

Ojo, que puede que sea al contrario. Demasiado estrés o ansiedad puede paralizarte y hacerte pensar que tu «yo» del futuro ya se las apañará.

Hay algo que está claro:

Si no haces nada para ponérselo más fácil, tu «yo» del futuro tampoco querrá hacer lo que sea que estés posponiendo, y también lo apartará.

La procrastinación es muy puñetera y podemos justificarla de muchas formas. Últimamente se lleva mucho lo del «autocuidado», que es genial. Siempre que no se use como excusa para no hacer. Sofá y Netflix es autocuidado, sí, pero solo cuando puedes disfrutar en lugar de tener la preocupación de tener que hacer algo mañana que podrías haber hecho hoy. En ese caso es autotortura.

¿Por qué procrastinamos?

La palabra procrastinación proviene del latín y del griego y se traduciría a algo así como postergar hasta mañana en contra de nuestro mejor juicio. Y esta última parte es clave.

Sabemos, al postergar, lo que estamos haciendo y eso nos hace sentir culpables. Sabemos que tenemos que afrontar una situación, problema o tarea y para evitarlo buscamos alternativas, ya sea Netflix o limpiar el baño. Esta conducta no cambia en absoluto el contexto anterior, de hecho lo agrava si hay algún tipo de fecha límite.

Lo importante en todo esto es que siempre es una evitación y evitamos lo que no nos gusta. Pero si vamos un poco más allá, nos daremos cuenta de que estamos hablando de emociones: aburrimiento, frustración, arrepentimiento, inseguridad, ansiedad…

Y entramos en bucle

Es sencillo, la evitación siempre te hace entrar en bucle, ya que te alivia momentáneamente (te refuerza la conducta) pero ni solucionas ni afrontas de modo que tarde o temprano va a tocar lidiar con lo que has estado evitando, solo que encima tendrás la culpabilidad de compañera, puede que la presión del tiempo y seguramente aquello que requería tu atención ahora sea más grave por haberlo descuidado. Esto genera más estrés, ansiedad, angustia… Lo más seguro es que quieras volver a evitarlo.

Al final, es muy sencillo:

Si hay poca activación, ya sea ansiedad o estrés, te quedarás en el sofá sin hacer nada.

Si hay demasiada activación, te bloquearás y evitarás afrontarte a ello.

Hay un nivel óptimo de estrés y de ansiedad que nos ayuda a afrontar este tipo de situaciones y algunas veces, solo algunas, dejamos pasar el tiempo para llegar a ese nivel. Los que trabajan bien bajo presión.

¿Entonces para algunas personas es necesario procrastinar?

No. Con una buena gestión emocional la procrastinación ni se contemplaría como opción. Procrastinar es señal de una mala gestión emocional más que una mala gestión del tiempo.

Identifica las excusas como lo que son, excusas. Es un ejercicio tremendo de honestidad hacia uno mismo, pero necesario.

Identifica tus propias emociones, basta de decir «estoy bien» o «estoy mal». Eso no son emociones.

Identifica tus fortalezas y tus debilidades, así sabrás con qué puedes hacerte cargo y con qué vas a necesitar ayuda.

Compartir es bueno!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio